Es sinónimo de lujo, elegancia y riqueza y, aunque los hay de muchos precios, no suelen estar al alcance de todo el mundo. Sin embargo, a esta gema le ha salido una brillante competidora mucho más accesible y capaz de imitar su aspecto con gran acierto: la circonita. Tras conocer este dato, es normal que te preguntes cómo podemos diferenciar un diamante de una circonita para que no nos intenten engañar. ¡Tranquilidad! Con un poco de ojo y poniendo en práctica los trucos que vamos a compartir contigo a continuación, diferenciar a estas dos piedras preciosas es muy sencillo, por mucho que se parezcan a simple vista. ¡Adelante!
¿Qué es una circonita?
La circonita, zirconita o circonita cúbica, es la forma cristalina cúbica del óxido de circonio (ZrO2). No es una piedra natural, como el rubí o la esmeralda, sino que se produce en laboratorios con el fin de imitar lo máximo posible al diamante. Destaca por su durabilidad y dureza, clasificada con un 8,5 en la escala de Mohs, y es bastante asequible en comparación con el diamante u otras gemas. Si bien es habitual encontrarla en anillos y otras joyas en su forma transparente, también podemos toparnos con circonitas verdes, rosas, azules, lilas o de cualquier otro color que podamos imaginar, como en este reloj analógico con circonitas negras.
¿Qué es un diamante?
Son muchos los que han oído hablar de esta piedra preciosa tan valiosa, pero menos los que la conocen más allá de los datos que se suelen dar habitualmente de ella. Se trata de una gema formada a partir de átomos de carbono que, a unos 150-200 metros de profundidad, se somete a condiciones naturales muy concretas que le confieren ese brillo y esa dureza tan característica que le permite alcanzar una puntuación de 10 en la escala de Mohs. Es muy complicado que se den las condiciones propicias para crear esta gema, y aún más difícil encontrarlas, de ahí su elevado precio y su gran popularidad. Se utilizan sobre todo en anillos, de pedida o convencionales, aunque también podemos encontrarlos en el resto de joyas.
Trucos infalibles para diferenciar una circonita de un diamante
Las diferencias entre una circonita transparente y un diamante son fáciles de detectar bajo un ojo experto, pero ¿cómo podemos distinguirlos nosotros, los ciudadanos de a pie? Hemos descubierto algunos trucos que no fallan a la hora de descubrir si la piedra preciosa que tenemos delante es una bonita circonita o un valioso diamante. ¡Te los desvelamos todos!
Si se raya, es una circonita
Como decíamos, una de las propiedades más destacadas del diamante es su dureza. Por lo tanto, es imposible que se raye a no ser que se utilice otro diamante para conseguirlo. En cambio, la circonita, aunque no suele presentar arañazos si la cuidamos con cariño, puede rayarse al forzar el contacto con otros materiales de forma concienzuda, e incluso romperse, algo que sería muy difícil que sucediera con un diamante. Así pues, la principal diferencia entre una circonita y un diamante es su capacidad para resistir ante rayas o roces.
El diamante es más ligero
El peso es otro elemento distintivo entre estas dos piedras. Comprobar cuál es cuál es tan fácil como colocar ambas piezas en una balanza y observar cuál de las dos es más pesada. La de mayor peso será la circonita. De hecho, esta puede pesar hasta dos veces más que su melliza, por lo que es probable que, si tienes suerte, puedas diferenciarlas con tan solo colocarlas sobre la palma de tu mano.
La prueba del vaso de agua
Aunque ambas piedras son brillantes, el diamante es un claro vencedor en este aspecto. De hecho, tan solo las moissanitas superan en brillo a esta piedra. No obstante, a veces es complicado saber con exactitud cuál de las dos piedras que estamos analizando brilla más a simple vista, por lo que nos toca recurrir a trucos caseros como el del vaso de agua. Es muy sencillo: prepara dos vasos de agua y sumerge una gema en cada uno de ellos. La que sea difícil de distinguir entre el líquido es la circonita; la que siga brillando con fuerza, el diamante. ¡Voilà!
La prueba del punto negro
En el caso de que los experimentos anteriores no hayan funcionado y aún no hayas podido descubrir si estás ante una circonita o un diamante, prueba esto: en un folio en blanco, utiliza un lápiz negro para dibujar un punto. Después, coloca la parte puntiaguda de tu piedra sobre el punto y dinos qué ves. Si no te cuesta nada apreciar el punto que acabas de dibujar, es una circonita. Si, por el contrario, el reflejo del punto está distorsionado o tienes dificultades para apreciarlo con facilidad, lo más probable es que tengas ante ti un valioso diamante.
Joyas con diamantes y circonitas
Ahora que sabes cómo detectar las principales diferencias entre un diamante y una circonita, podrás identificarlas al vuelo la próxima vez que acudas a una tienda de TOUS. Encontrarás ambas piedras en joyas de todo tipo, como anillos, pulseras, collares, pendientes e incluso piercings, así como los accesorios perfectos para combinarlas. Además, si te suscribes a nuestra newsletter, tienes un 10 % de descuento en tu primera compra online de cualquiera de nuestros productos, con piedras o sin ellas. ¡Aprovecha el descuentazo!